Mucha gente va predispuesta para bien o para mal a una corrida de toros. Los hay derrotistas y los hay triunfalistas. Y eso es malo, muy malo, porque cada corrida, cada toro es diferente y este, a su vez, cambiante.
Y ni se puede pedir la devolución de un toro manso cuando no ha evidenciado signos de flojedad, ni se puede pedir el indulto en cuanto sale un toro bueno o excelente en la muleta pero en los primeros tercios ni se ha visto. Ni una cosa ni la otra.
Creo, sinceramente, que a los toros cada vez vamos menos aficionados pero el público que va a las plazas es cada vez mayor. Gente que se toma una corrida de toros como un pasatiempo en lugar de como una afición, una pasión. Y eso se nota.
Lo del otro día en Madrid me acabó de demostrar cómo esa plaza –al igual que todas- ha perdido el norte. Abroncar a un toro por su mansedumbre en los primeros tercios y más siendo de ese encaste es de torpes, con perdón, porque se debería de saber que en la muleta sabiendo lidiarlos pueden ser de lío, aunque no embistan con clase si que tienen transmisión. Y para colmo, después de haberse puesto la plaza como se puso se premia con dos orejas una faena de un solo trofeo, eso sí, merecidísimo. Pero no me extraña porque el público, que no la afición, está desorientado y pasa del cabreo al éxtasis dependiendo de los gestos que haga el de al lado.
Y ni se puede pedir la devolución de un toro manso cuando no ha evidenciado signos de flojedad, ni se puede pedir el indulto en cuanto sale un toro bueno o excelente en la muleta pero en los primeros tercios ni se ha visto. Ni una cosa ni la otra.
Creo, sinceramente, que a los toros cada vez vamos menos aficionados pero el público que va a las plazas es cada vez mayor. Gente que se toma una corrida de toros como un pasatiempo en lugar de como una afición, una pasión. Y eso se nota.
Lo del otro día en Madrid me acabó de demostrar cómo esa plaza –al igual que todas- ha perdido el norte. Abroncar a un toro por su mansedumbre en los primeros tercios y más siendo de ese encaste es de torpes, con perdón, porque se debería de saber que en la muleta sabiendo lidiarlos pueden ser de lío, aunque no embistan con clase si que tienen transmisión. Y para colmo, después de haberse puesto la plaza como se puso se premia con dos orejas una faena de un solo trofeo, eso sí, merecidísimo. Pero no me extraña porque el público, que no la afición, está desorientado y pasa del cabreo al éxtasis dependiendo de los gestos que haga el de al lado.
10 comentarios:
Completamente de acuerdo contigo. Y la pregunta está: Queremos que las plazas se llenen ¿no? porque eso significaría que hay más afición y que esto no muere. Ahora bien.... Lo que dices es cierto. No van aficionados, sino personal a pasar el rato.
¿Y La culpa de quien es? ¿De los aficionados que no transmiten sus conocimientos? ¿De los periodistas que desinforman? De la falta de interés de los que llenan las plazas por pasar la tarde? Y vuelvo a la pregunta... ¿queremos que las plazas se llenen?
De acuerdo contigo.
Es muy importante que vaya gente a las plazas, sean o no aficionados. Es bueno que los tendidos esté llenos, aunque sea de público...eso es normal y lo ha sido siempre. Seria ingenuo pensar que en algun momento estuvieron llenas solamente de aficionados. Además, ¿quien da el titulo de aficionado?. Que el espectáculo esté vivo, que llame la atención, que la gente acuda y alguno saldrá aficionado. Acaso todo el mundo que va a la Opera, el Teatro o las carreras de Motos es aficionado conocerdor del tema...claro que no.
El post que, perfectamente, desarrolla Vicente es algo de lo que, personalmente, he hablado hace varios años. El principal problema de la fiesta no son los taurinos, es la ignorancia del público de aluvión que puebla las plazas...sí, hasta la de Las Ventas.
Y no solo eso, ¿¿sabria alguien definirme la palabra aficionado??
Aficionado no es un término cerrado que tenga una definición concreta. Aficionado, por extensión, se llama a aquel amante de la tauromaquia en el más puro sentido de la palabra. Aquel que exige el toro íntegro y la realización de las suertes con la pureza que ha existido antes de la putrefacción generalizada.
Llámalo X.
Aficonado es aquel al que le gusta la Fiesta, toro y torero. No el que va a ver un torero en concreto porque sale en la prensa rosa, ni el que no sabe como se cría un toro bravo, ni el que sabe para que se pica al toro.
El aficionado es el que aplaude y disfruta cuando las cosas se hacen bien, el público jalea y se divirte con el salto de la rana, los medios pases y los toros afeitados.
Son "pequeñas" cosas que hacen más daño que beneficio a la Fiesta.
Cietro es amigo Vicente que la culpa es, a partes iguales, de todos.
Y los que escriben por aqui se consideran aficionados???
Evalua tu mismo anónimo.
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