Inigualable, insuperable, inmortal, inmensurable, incalculable, inmenso, incomparable... Todos los adjetivos que se quieran utilizar se quedan pequeños para describir esta obra maestra del Maestro. Una pena que ya no se escriban cosas como estás, que los periodistas se "olviden" del campo, del laboratorio en el que se hace una ganadería... ¿Os habéis dado cuenta de las pocas ganaderías de la que habla Alfonso Navalón en ese libro que sobreviven en la actualidad?
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