viernes, 12 de septiembre de 2008

¡QUE PENA!

Con media plaza escasa se han lidiado en La Glorieta de Salamanca seis astados de la ganadería, antes torista, de Doña Adelaida Rodríguez. De muy distintas hechuras, sin cuajo de toro algunos de ellos y mucho más terciados que la corrida que esta misma ganadería lidió el año pasado. Creí que se moverían más, al igual que lo han hecho las novilladas que en ferias pasadas tenían este hierro, pero tenían razón mis amigos franceses que me dijeron que en su tierra han echado este año animales muy descastados y flojos, faltos de casta.


Ninguno de los toros de hoy se ha caído estrepitosamente pero sí que alguno ha flojeado en demasía. Dirán que si se hubiese devuelto el sexto no habríamos visto los únicos pases decentes de toda la tarde, pero si Leandro hubiese obligado a ese animal desde el inicio no creo que hubiesemos visto nada.


Muy triste he salido por el escaso juego de la corrida, de la que esperaba mucho más. Poco picados, alguno solamente marcado, han sido muy suavones para la muleta. Es cierto que la lidia que se le ha dado no ha sido para tirar cohetes pero tampoco los toritos se han comido a nadie. Aunque, la verdad, viendo el petardo que ha dado Juan Diego, ¡qué pena de torero!, parecía que tiraban bocaos, y no ha sido así.


Javier Castaño ha derrochado ganas y tesón pero se ha pasado de faena en su primero y en su segundo se ha encontrado con un animal que no quería pelea.


Aún así, el público ha sido muy generoso con los toreros, el ganado y el presidente que cambia el tercio con un sólo par de banderillas... ¡con dos...! Miedo me da cuando lleguen las figuras.

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