El pasado domingo cuando arrastraban a Cordobés y salíamos de la plaza de Calahorra todos coincidíamos en una cosa: que pena que la corrida no hubiese sido a pie en vez de rejones.
Los toros no se ven en su plenitud, te puedes hacer una idea pero es con el capote, la muleta y el caballo de picar cuando ves hasta donde llega lo que tiene dentro un astado.
Los toros no se ven en su plenitud, te puedes hacer una idea pero es con el capote, la muleta y el caballo de picar cuando ves hasta donde llega lo que tiene dentro un astado.
Aunque alguno lo crea porque no he escrito antes, ni mucho menos salieron los “arrancitos” mansos. El peor fue el 46, que era el mejor mozo pero también el más guerrero en el campo, y eso no falla: perro ladrador poco mordedor. Sevillano y Margarito fueron muy nobles, siguieron las cabalgaduras con el rabo arriba y con pies, y duraron mucho, la pena es que salieran en primer y segundo lugar.
El que me hubiese gustado ver en condiciones era Veterano, el quinto, que acusó un mal capotazo en el que se hizo daño en una mano y aún así embestía con fijeza. Español, el tercero, fue más sosote que sus hermanos, aunque a pie seguro que hubiese puesto en apuros a más de uno. Una corrida entretenida, distinta, y variable porque cada toro fue distinto.
El que me hubiese gustado ver en condiciones era Veterano, el quinto, que acusó un mal capotazo en el que se hizo daño en una mano y aún así embestía con fijeza. Español, el tercero, fue más sosote que sus hermanos, aunque a pie seguro que hubiese puesto en apuros a más de uno. Una corrida entretenida, distinta, y variable porque cada toro fue distinto.
Ya he dicho que la pena es que tenga que ver este ganado en corridas de rejones, pero todos sabemos que cada vez es más difícil que los de luces se pongan delante de ganado que no tenga que ver con el encaste de moda, y si hay que seguir viendo los arranes en rejones para seguir luchando, pues se ven. Esperemos que vengan tiempos mejores…
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