“No tiene arreglo lo de los indultos en plazas menores, donde se llevan la palma las ganaderías con fama de toreristas, caso de la de Juan Pedro Domecq.
Y a propósito, muy buena la teoría de este ganadero sobre los cumplimientos del toro bravo, magníficamente expuesta en disertaciones y un lujoso libro de reciente aparición, aunque no se corresponde con su forma de plasmarlo en la la realidad. Lo que él cría es otra cosa. El toro bajo mínimos, con notables ausencias en los dos frentes fundamentales: ni raza, ni fuerzas.
Pero el problema no es Juan Pedro Domecq, ni su tratado sobre la bravura. El aprieto está en las fórmulas administrativas que propician desvergonzadas actuaciones como la de ayer en la plaza de Alicante donde se ha elevado a categoría de indulto el reconocimiento de una auténtica babosa.
¿La culpa, del presidente? Sin duda. Pero hace falta que el espectador tenga también lo que se llama cultura taurina.
Es lo que tiene a veces el triunfalismo. El triunfo de lo banal. La gran mentira de la Fiesta es el indulto y las orejas de ayer. Un toro que apenas superó la suerte de varas. Que perdió las manos y manseo durante toda su lidia. Que iba y venía mientras Ponce no lo obligaba lo más mínimo, sin someterle en un solo muletazo. El perfecto toro de carril, sin emoción, como la misma faena. Estética, sí, pero ninguna profundidad.”
Parte de la crónica de Juan Miguel Núñez sobre la tarde de ayer en el coso levantino. Sobran las palabras, ¡viva la fiesta!
2 comentarios:
Q vivaaaaaaaaa
¿porque hay que conceder dos orejas y rabo,al que indulta un toro?.
cortinar
Publicar un comentario