martes, 16 de junio de 2009

¿SABEMOS DE TOROS?

Artículo 83.
“ 1. En las plazas de toros de primera y segunda categoría, cuando una res por su trapío y excelente comportamiento en todas las fases de la lidia, sin excepción, sea merecedora del indulto, al objeto de su utilización como semental y de preservar en su máxima pureza la raza y casta de las reses, el Presidente podrá concederlo cuando concurran las siguientes circunstancias: que sea solicitado mayoritariamente por el público, que lo solicite expresamente el diestro a quien haya correspondido la res y, por último, que muestre su conformidad el ganadero o mayoral de la ganadería a la que pertenezca”.

Esto es lo que dice el desahuciado reglamento taurino, que todos los estamentos se pasan por el forro, en lo que se refiere al indulto. Pues bien, el pasado domingo en Ledesma, plaza de tercera, se le perdonó la vida a un novillo que no es que fuese malo, es que no fue picado, tiene los pitones más hacia abajo que hacia arriba, se dolió escandalosamente en banderillas, se rajo descaradamente al final de la faena, acabo a la puerta de chiqueros y cuando le abrieron la puerta no quiso más que meterse para dentro. Síntomas todos ellos claros de bravura, ¿no? Pero lo más grave de lo sucedido no es esto, que también, sino que nadie pedía el indulto hasta que el señor Cascón, a la sazón empresario de la plaza y apoderado de Damián Castaño, empezó a saltar en el callejón como un loco, diciéndole al novillero que no lo matase y siguiera toreando, incitando a unos cuantos a que pidieran el indulto. Siguió toreando Damián y en una de las últimas tandas el novillo salió directo a toriles, ahí fue cuando la plaza estalló y los paisanos del ganadero solicitaban el pañuelo naranja. Así triunfaban todos, empresario, ganadero y novillero, pero espero que todos sepan que fue mentira, que ese triunfo es un espejismo. ¿Qué hubiese pasado si ese novillo hubiese salido en el lugar que le correspondía si los torileros no se hubiesen equivocado? Ese coloradito, estaba preparado para salir en tercer lugar, pero los señores que estaban en chiqueros abrieron la puerta al que debía ser el sexto en segundo lugar, Damián debutó antes de tiempo y Campanero, que así se llama la nueva joya de Ignacio López-Chaves, salió en último lugar y salvó su vida. Pero el público lo solicitó, con todo el derecho del mundo, y eso es lo que más me preocupa, que la gente confunde bravura con calidad, nobleza con tontuna, galope con trote cochinero, y muchas cosas más que hacen que el toro que se está criando, y se vende como rosquillas, sea lo más parecido a un carretón de las escuelas, que también dan cornadas, sí, pero menos que un toro bravo.

Y como no hay dos sin tres, ayer asistí en Sanctí-Spiritus a una novillada sin picadores en la que participaban dos chavales de la Escuela de Tauromaquia de Salamanca donde se lidiaron erales de Carreros, propiedad de Juan Carlos Martín Aparicio, que fueron un derroche de dulzura y suavidad. Vuelta al ruedo a uno por cuenta de quien fuese que nadie la pidió y el ganadero feliz. Pero la anécdota de la tarde que resume perfectamente lo que me preocupa de verdad fue cuando una mujer mientras el eral se dolía de las banderillas y berreaba de tal forma que seguro que su madre lo oía en Fuenterroble dijo: “¡Qué bravo es!”. Ahí queda eso.

5 comentarios:

Oscar dijo...

Creo que tiene mucha razón en lo que dice, el indulto se ha convertido últimamente en un cachondeo absolutamente inaceptable.

Un premio (suponiendo que el indulto sea un premio, que es mucho suponer)debe concederse en razón de un mérito, de modo que si se concede sin ese mérito, se devalua completamente.

Respecto al caso concreto que comenta, creo que habría que analizar dos cosas por separado.

1. Respecto a la bravura, trapío, etc, si bien un presidente debería estar correctamente asesorado (y que coño, debería ser capaz de valorarlo correctamente él mismo) es verdad que, en cierto modo, se trata de elementos sujetos a la valoración y percepción del que concede el indulto y por tanto solo se le puede tachar de incompetente.

2. Pero respecto a la concesión de un indulto en una plaza de tercera, aquí no hay nada que valorar, se trata de un incumplimiento flagrante del reglamento por parte de quien, precisamente, está puesto ahi para cumplirlo y hacerlo cumplir. Este tipo de cosas son las que convierten a nuestra fiesta en un circo: esta perfectamente reglamentada, pero todo el mundo se lo pasa por el arco del triunfo.

¿Volverá ese señor a presidir otros festejos?: me apuesto mi salario de tres meses a que sí

¿Se le va a sancionar de alguna manera?: estoy seguro que no.

¿Alguna autoridad ha dicho algo al respecto?: Seguro que tampoco.

Así nos va.


Por cierto, voy a poner un link a algo que he encontrado en un foro, respecto a los indultos ¿es o no es para alucinar con los sinsentidos que es capaz de escribir la gente?

http://solysombra.mforos.com/1267149/7552720-museo-taurino-en-vila-real-indulto-para-erales/

Anónimo dijo...

¿Otro caso del benéfico virus de la "indultitis" que ataca por doquier?...bueno, pues que bien porque dicen que es "güeno" porque extiende el manto de la ¿bravura? sobre el campo ¿bravo? tan escasa ultimamente,gracias a estos TOROS EN PLENITUD el problema está en vias de solución, ¡que buenos son que nos llevan de excursión!...¡uf! que peso se me quita de encima, ya es hora de que por fin me vaya reorientando en el camino adecuado ¡Viva la fiesta circo!
Pgmacias

ALATRISTE dijo...

Muy buen artículo Vicente! Pero lo de la señora es típioc. En este pais no saben de toros ni las vacas. y si resulta que los taurinos tendrían que vivir de los q somos aficinados realmente a esto apaga ya vamonos. Es una pena pero es así.

Anónimo dijo...

Por que teneis la mania de siempre atacar al mas pequeño? o es por que con los grandes no os atreveis.
Hacen mucha falta novilladas como la de ledesma, y no le deis tanta importancia al indulto, que al fin y al cabo disfrutamos todos.

V. Sánchez López dijo...

No se confunda señor anónimo, aquí no se critica a los más débiles no se confunda. Aquí se crítica lo que no está bien y punto. Si usted se divirtió con el indulto yo no, y le repesto.