Esta noche en Ciudad Rodrigo he asistido al primer fracaso de los organizadores de espectáculos taurinos. Si así empezamos, como acabaremos.
Después de soltar tres toros en el final de la avenida Agustín de Foxá, cerca de la Puentecilla, y tras un recorrido de trescientos metros, poquito encierro es ese, los astados han entrado en la plaza y tras una hora sin ninguna idea brillante para meterlos en el camión desde la portátil nos han echado de allí porque sí. Cierto es que ya han estado tiempo suficiente para que la gente se divierta pero lo suyo es finalizar como se debe la cosa, es decir, con los toros en el camión.
Los que allí estábamos intentamos ayudar a que los toros vieran la puerta de chiqueros pero es muy difícil que entren si la gente que está cerca de allí no para quieta, y encima te riñen si intentas asustarlos a ver si entran. Ni un manso que les indique el camino, ni los intentos por meterlos a través del callejón ya que igual que no entraban por una puerta tampoco lo hacían por otra. Hay que estar más preparados…
De verdad que he vuelto para casa muy cabreado porque para estos casos hay que tener más alternativas. Espero que de estas cosas aprendamos y no hagamos las cosas porque sí, sino para el bien de todos y, en especial, por los Carnavales. Y no lo digo por decir, que sé que muchos se alegran de estas cosas.
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