El toro bravo y la Fiesta seguirán evolucionando en el mismo sentido que lo llevan haciendo en los 15-20 años, que podemos resumir en los siguientes puntos:
- El público es un público cada vez más espectador que aficionado, acude a las plazas los días de fiesta de su ciudad o pueblo, y con el reclamo de las figuras del momento y siempre que los carteles sean rematados, es decir, que los tres toreros sean conocidos. Normalmente, no sabe de qué ganadería son los toros ni, por supuesto, conoce su procedencia, ni sabe de encastes ni de particularidades de las ganaderías. Sin embargo, exige un toro muy grande y muy gordo, independientemente de la ganadería a la que pertenezca.
- Los primeros tercios de la lidia se han convertido en un mero trámite para la faena de muleta.
- Se permite una desastrosa forma de hacer la suerte de varas que hace que el ganadero tenga miedo de seleccionar para el caballo. Un estudio de la Unión de Criadores de Toros de Lidia ha demostrado que en la mayoría de los casos, la suerte de varas no cumple con su cometido de ahormar la cabeza del toro mediante la rotura de los músculos extensores o elevadores de la cabeza, sino que produce lesiones en el aparato locomotor que conllevan pérdida de movilidad.
- En la actualidad toda la importancia se centra en la faena de muleta, tanto para que el torero pueda conseguir los máximos trofeos sin haber toreado con el capote ni haber hecho ningún quite, como para el toro. Recordemos los indultos que se dan a toros con un solo puyazo, sólo por su buen comportamiento en esa fase de la lidia.
Esta es la respuesta que el ganadero Julio Pérez-Tabernero da a la pregunta de cómo cree que va a evolucionar el toro bravo y la Fiesta en el futuro. Copiada de el libro Comportamiento del Toro de Lidia – En el campo, en el ruedo- de Antonio Purroy.
1 comentario:
Graciliano dijo:
Bien, esa es la realidad y la evolución previsible.
¿Por qué eso es así? ¿Es malo que así sea? Si hemos de intentar cambiar algo ¿qué? Si hemos de cambiar algo ¿por qué? Si hemos de cambiar ¿para qué? Esos cambios que propugnamos ¿serán aceptados por el público soberano o echarán al público de las plazas?
Muchas preguntas ¡si yo supiera!
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