domingo, 20 de enero de 2008

HACIENDO LA LUNA


En la madrugada del día de San Sebastián, mientras en Donosti suenan los tambores, en una finca salmantina pasa algo que muchos creen que forma parte del pasado y la leyenda. Pero no, aún existe.
Por la mañana a la hora de echar de comer a los toros, el vaquero ve que andan revueltos, que han recorrido el cercado de arriba abajo toda la noche, va la plaza de tientas y ve huellas de caballos en los corrales, no hay signos de que hayan metido allí ningún toro pero, ¿y si han toreado alguno que se separó de la manada?
En otra finca cercana ven el coche del vaquero anterior, señal de que han seguido con sus tropelías. Quizás no hayan toreado ni en un sitio ni en otro pero, ¿y si han llegado a “hacer la luna” con alguno?¿ Qué pasa si sale a la plaza un toro que ha sido toreado por algún irresponsable que no se da cuenta del daño que puede llegar a hacer?



P.D.- Dedicado a la Señora Condesa de Estraza.

7 comentarios:

Civilón dijo...

Pero todavia se siguen haciendo estas cosas?
Para mi es una barbaridad, que por el capricho de un sinverguenza, un profesional que ya se esta jugando la vida al ponerse delante, se encuentre con esa bomba entre las manos.

Anónimo dijo...

Gracias por la dedicatoria, querido Marqués.

En cuanto a Civilón me gustaría decirle que esas "labores" camperas siempre han existidos, existen y existirán. Ahora bien, no realizadas por una banda de sinverguenzas en la mayoría de los casos, sino por auténticos profesionales que saben mucho, del manejo del toro, sobre todo.

Te pregunto, Vicente ¿existirá una emoción añadida toreando a un pavo de noche en su terreno, a la luz de la luna, sabiéndose además furtivo?

La condesa de Estraza

V. Sánchez López dijo...

Creo que no existirá una emoción mayor que esa, señora Condesa.
Y Civilón, no creas que esta historia es ficción porque ha ocurrido en realidad. A mí cuando me lo dijeron ayer me parecía mentira, pero después vi que no...

Anónimo dijo...

Chaves Nogales, en su biografía novelada de Juan Belmonte, tiene unas páginas muy bonitas describiendo al de Triana toreando de noche en los cercados.

PFY dijo...

Desde luego que cualquier torero se encuentre un regalito como ese en la plaza debe ser un auténtico peligro... Me daría pena hasta Enrique Ponce... jajaja

Civilón dijo...

Y en que ganaderia ha ocurrido esto??
Hombre ya me imagino que seran profesionales si se atreven con toros, pero siguen siendo ademas de sinverguenzas, unos delincuentes.

Abadía Vernaza dijo...

A pesar del evidente riesgo que eso podría representar en un plaza de toros, la historia se llena de un romanticismo, una imagen de colores plateados brillando en la bravura del torito de casta valiente.

Es de esos momentos mágicos que nos da día a día este mundillo tan atormentado, pero con tanta fuerza y vitalidad que seguirá siendo parte de nosotros.