sábado, 16 de febrero de 2008

TERRONES: EMBLEMA DEL CAMPO CHARRO

“Mucho me gusta Castilla
porque son muy fanfarrones
pero en llegando a estas tierras
las casitas de Terrones…”

Cercana a otra histórica dehesa salmantina como es Coquilla, Terrones es una de las fincas con más tradición en la cría del toro bravo. A principios del siglo XIX su propietario Andrés Sánchez fundó su ganadería brava con reses de diferentes procedencias. En 1862, la vacada pasó a su hijo Ildefonso Sánchez Tabernero que compró unas vacas de Gavira y dos sementales de la viuda de López Navarro. A su muerte su viuda, Carlota Sánchez, se hizo cargo de la ganadería hasta que se dividió entre sus hijos, Juan y Santiago Sánchez y Sánchez. El otro hijo varón de la familia, Carlos, fue el padre de los Sánchez-Rico.

Pero la fama ganadera llegó a esta casa en el año en 1920 cuando la vacada de Juan Contreras es comprada por Juan Sánchez – Juan Terrones para todos- y los hermanos Sánchez-Rico. Tío y sobrinos le dieron mucho cartel a los toros Contreras y las sucesivas divisiones que hubo entre las respectivas ganaderías dieron lugar a muchas vacadas nuevas que enseguida se situaron en un alto nivel pero que en la actualidad poco tienen que ver con lo que fueron.

El hierro original que un día fundara Andrés Sánchez lo heredó su nieto Juan, el pequeño de cinco hermanos. Juan Sánchez de Terrones vendió en 1942 una parte de su vacada a Don Ignacio Sánchez y Sánchez –Sepúlveda- y nueve años más tarde se deshizo del hierro y la ganadería que fue a parar a Manuel Francisco Garzón, de este a su hijo Juan Andrés – cuñado de S.M. El Viti- que fue el que la enajenó a José María Manzanares.

Santiago Sánchez de Terrones añadió a las reses añadidas heredadas de su abuelo y su padre otras de su suegro, don Juan Muriel. A todo esto le fue añadiendo más tarde sementales de Contreras, cedidos por su hermano Juan. En 1931 pasó a sus hijas Carlota y María Sánchez Muriel, más conocidas como “las Chagas”. La parte de Carlota es vendida en 1933 a Manuel García Boyero que elimina todas las reses y la parte de María es llevada conjuntamente por ambas hermanas hasta que en 1975, ya mayores, deciden deshacerse de sus toros de “sangre Contreras” vendiendo a los hermanos Martínez Uranga el hierro de la doble S – Santiago Sánchez-. Este hierro fue pasando por diversos propietarios que iban eliminando su procedencia contreras hasta llegar a manos de su dueño actual Manuel Bajo García, que anuncia “Las Monjas”, y que como no podía ser de otra forma eligió el encaste domecq.

La parte de Carlos fue para sus hijos los Sánchez-Rico, que enseguida se decidieron por la sangre contreras. En 1920 al comprar la mitad de la vacada de Juan Contreras todos los hermanos se mantuvieron juntos, pero enseguida se comenzaron a hacer lotes y esto fue lo que dio origen a multitud de vacadas. En 1929 Fernando Sánchez-Rico vende su parte a Jerónimo Díaz Alonso, vacada madre de las del Conde de Ruiseñada y Baltasar Ibán.

Un año más tarde Ildefonso Sánchez-Rico, propietario del hierro original, traspasa su lote a don Antonio Pérez de Herrasti, conde de Antillón, que más tarde la vende a Javier Moreno de la Cova que se deshizo del ganado y formó con reses de su familia, origen Saltillo.

El popular Carlines, Carlos Sánchez-Rico, mantuvo su ganadería hasta 1949 que la transfirió a Ricardo Arellano Gamero Cívico, hierro que gozó de mucho cartel en aquella época.

La partes de Antonio, Andrés, Amelia, Santiago y demás hermanos fueron desapareciendo de Terrones y dando lugar a vacadas como la de Peralta, la de Campos Peña, la de Peñajara, la de Juan Antonio Álvarez o la de El Jaral de la Mira.

Hoy es una hija de Andrés, Paloma Sánchez-Rico, la que intenta devolver el nombre de Terrones a la escena ganadera. Con otro encaste distinto al que siempre estuvo ligado a su familia, ahora son reses de origen “Clairac” las que pastan en la finca. Lo que no ha cambiado son el recuerdo y el cariño a una familia que extendió el nombre de Terrones por toda España, que contribuyo a que la “Salamanca ganadera” fuera muy grande, mucho más de lo que algunos se creen y que no le dan ningún valor. Eso en Terrones lo saben muy bien.

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