Hace muchos años mientras en uno de los prados de la rivera de Campocerrado uno de los vaqueros estaba haciendo un puesto para la caza de perdiz con reclamo llegó Don Atanasio Fernández a ver como iba el trabajo. Al llegar el amo el criado le preguntó que por qué tanta amabilidad con un periodista que venía de vez en cuando a pasar unos días y disfrutar de su pasión con la caza. A lo que Atanasio contestó: ¡Ese señor un toro malo me lo hace bueno y uno regular, superior! Y remató con: ¡Cualquier pájaro que pase por mi tejado tiene que dejar plumas!
Han pasado varias décadas y ahora las cosas se hacen de otra forma. Pero estaría bien que los toreros dijeran lo que les “cuesta la temporada”. Seguro que algo más que un par de perdices.
Han pasado varias décadas y ahora las cosas se hacen de otra forma. Pero estaría bien que los toreros dijeran lo que les “cuesta la temporada”. Seguro que algo más que un par de perdices.
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