Hace un par de semanas que propuse un par de hierros charros para contaros un poquito sobre ellos. Ganó por mayoría absoluta la vacada de Los Bayones, ganadería que toma el nombre de una de las fincas de los Hernández García. Y como lo prometido es deuda, allá vamos:
La historia de esta familia con el toro bravo y el campo comenzó hace casi cuatro décadas cuando el padre de los actuales ganaderos, D. Abilio, y sus hermanos ingresaron en la Asociación de Ganaderías de Lidia comprando ganado de encaste “contreras” a Don Jerónimo Ruano. Ese fue el inicio en la cría del toro bravo, y hasta 1997 mantuvieron ese encaste en el hierro que se lidia bajo el nombre de D. Abilio y D. Ramiro Hernández. En la actualidad tanto este hierro como los otros dos que se lidian a nombre de Gabriel Hernández García y Los Bayones tienen el mismo origen Atanasio-Lisardo, encaste que llegó a esta casa en 1979 cuando la familia compra el antiguo hierro de José Moreno Santamaría al que añaden cerca de 200 vacas que el torero Chamaco había comprado en 1973 a Atanasio Fernández. Con esas hembras trajeron 4 sementales, tres con el viejo hierro de Campocerrado - Burganoso, Malaguito y Yegüesero- y el otro con el hierro de Antonio Borrero – Babucho-. Y dos años después, en 1981, es cuando nace la ganadería de Los Bayones al comprar la vacada que se anunciaba como “El Almendral” de la que eliminan el ganado, varían el hierro y adquiriendo a Santiago Martín “El Viti” más de un centenar de hembras y dos sementales, ambos de nombre Cigarrero. En ese lote también venía alguna vaca de origen Vega-Villar, oriunda de la vacada de la suegra del maestro de Vitigudino, que con el tiempo se eliminó.
La apuesta de esta familia por el encaste más extendido en Salamanca durante décadas ha sido, y es, admirable. Años de triunfos en los comienzos, baches de fuerza, reducción de cabezas y nuevo impulso a la vacada y vuelta a la senda del éxito de Los Bayones, porque aunque estemos hablando de tres hierros distintos sólo hay una ganadería con los mismos criterios, los mismos cuidados y la misma exigencia.
En 1981 debutaron en Madrid con una corrida a nombre de Gabriel Hernández García en la que destacó un toro de juego extraordinario llamado Gironero, pero fue en 1986 cuando se lidió por primera vez en Las Ventas un encierro de Los Bayones en el que sobresalió un astado de nombre Cardilisto. Ese mismo año lidian en Murcia una corrida excelente, con un toro de nota alta llamado Malvazul.
Hasta llegar a la década de los 90 hubo varios toros y novillos importantes pero en plazas de poca relevancia como los cuatreños Lioso y Piyano premiados en Belmez y Colmenar Viejo, respectivamente, y los utreros Pavero y Yegüerón recibieron la vuelta al ruedo en Figueras y Plasencia. En 1991 lidiaron dos corridas importantes en Las Ventas y en El Pilar de Zaragoza, en las que destacaron Manzarico y Servicillo, que pusieron a la ganadería en un lugar destacado.
En la temporada del 93 destacaron las corridas de Barcelona y Bayona, y el novillo Gañito que fue ganador de la novillada concurso que se jugó en Arles. En San Isidro del 96 se lidió una magnífica corrida en la que destacaron tres astados: Cupletero, Cantinisto y Cigarrero. Al año siguiente el toro Caraguapo se llevó varios de los trofeos de Madrid. Los bravos Picador y Cupletero propician a Ortega Cano una despedida a lo grande en Zaragoza en 1998. El toro Cigarrero II fue de los mejores de San Isidro 99.
Con la llegada del nuevo siglo siguen los éxitos, aunque ya lejos de Madrid por los problemas de la fuerza, y la divisa de Los Bayones empieza a hacerse un hueco en Francia y en el levante español. Es entonces cuando los ganaderos deciden reducir el número de vacas madres, las camadas se van reduciendo y lidian más novillos que toros. En esta última década la lista de toros dignos de recordar es extensa y en ella podemos encontrar a Gañanito, Macito, Cardilisto, Cigarrero y Picadillo. Pero si estos fueron buenos, hay tres astados que tienen, por derecho propio, un rincón especial en “El Vecino”: Limón, imponente burraco al que cortó Valderrama dos orejas en Sevilla; Bilador, premiado en Valencia y con el hierro de Abilio y Ramiro Hernández; y Cantito indultado en julio de 2008 en Chateaurenard (Francia).
Desde que Don Abilio y su familia se decantaron por este encaste han pasado por muchos reveses pero con el trabajo de una familia unida no es difícil salir de situaciones adversas y volver a poner el nombre de Los Bayones en las ferias de renombre. Y camino van de conseguirlo…
La historia de esta familia con el toro bravo y el campo comenzó hace casi cuatro décadas cuando el padre de los actuales ganaderos, D. Abilio, y sus hermanos ingresaron en la Asociación de Ganaderías de Lidia comprando ganado de encaste “contreras” a Don Jerónimo Ruano. Ese fue el inicio en la cría del toro bravo, y hasta 1997 mantuvieron ese encaste en el hierro que se lidia bajo el nombre de D. Abilio y D. Ramiro Hernández. En la actualidad tanto este hierro como los otros dos que se lidian a nombre de Gabriel Hernández García y Los Bayones tienen el mismo origen Atanasio-Lisardo, encaste que llegó a esta casa en 1979 cuando la familia compra el antiguo hierro de José Moreno Santamaría al que añaden cerca de 200 vacas que el torero Chamaco había comprado en 1973 a Atanasio Fernández. Con esas hembras trajeron 4 sementales, tres con el viejo hierro de Campocerrado - Burganoso, Malaguito y Yegüesero- y el otro con el hierro de Antonio Borrero – Babucho-. Y dos años después, en 1981, es cuando nace la ganadería de Los Bayones al comprar la vacada que se anunciaba como “El Almendral” de la que eliminan el ganado, varían el hierro y adquiriendo a Santiago Martín “El Viti” más de un centenar de hembras y dos sementales, ambos de nombre Cigarrero. En ese lote también venía alguna vaca de origen Vega-Villar, oriunda de la vacada de la suegra del maestro de Vitigudino, que con el tiempo se eliminó.
La apuesta de esta familia por el encaste más extendido en Salamanca durante décadas ha sido, y es, admirable. Años de triunfos en los comienzos, baches de fuerza, reducción de cabezas y nuevo impulso a la vacada y vuelta a la senda del éxito de Los Bayones, porque aunque estemos hablando de tres hierros distintos sólo hay una ganadería con los mismos criterios, los mismos cuidados y la misma exigencia.
En 1981 debutaron en Madrid con una corrida a nombre de Gabriel Hernández García en la que destacó un toro de juego extraordinario llamado Gironero, pero fue en 1986 cuando se lidió por primera vez en Las Ventas un encierro de Los Bayones en el que sobresalió un astado de nombre Cardilisto. Ese mismo año lidian en Murcia una corrida excelente, con un toro de nota alta llamado Malvazul.
Hasta llegar a la década de los 90 hubo varios toros y novillos importantes pero en plazas de poca relevancia como los cuatreños Lioso y Piyano premiados en Belmez y Colmenar Viejo, respectivamente, y los utreros Pavero y Yegüerón recibieron la vuelta al ruedo en Figueras y Plasencia. En 1991 lidiaron dos corridas importantes en Las Ventas y en El Pilar de Zaragoza, en las que destacaron Manzarico y Servicillo, que pusieron a la ganadería en un lugar destacado.
En la temporada del 93 destacaron las corridas de Barcelona y Bayona, y el novillo Gañito que fue ganador de la novillada concurso que se jugó en Arles. En San Isidro del 96 se lidió una magnífica corrida en la que destacaron tres astados: Cupletero, Cantinisto y Cigarrero. Al año siguiente el toro Caraguapo se llevó varios de los trofeos de Madrid. Los bravos Picador y Cupletero propician a Ortega Cano una despedida a lo grande en Zaragoza en 1998. El toro Cigarrero II fue de los mejores de San Isidro 99.
Con la llegada del nuevo siglo siguen los éxitos, aunque ya lejos de Madrid por los problemas de la fuerza, y la divisa de Los Bayones empieza a hacerse un hueco en Francia y en el levante español. Es entonces cuando los ganaderos deciden reducir el número de vacas madres, las camadas se van reduciendo y lidian más novillos que toros. En esta última década la lista de toros dignos de recordar es extensa y en ella podemos encontrar a Gañanito, Macito, Cardilisto, Cigarrero y Picadillo. Pero si estos fueron buenos, hay tres astados que tienen, por derecho propio, un rincón especial en “El Vecino”: Limón, imponente burraco al que cortó Valderrama dos orejas en Sevilla; Bilador, premiado en Valencia y con el hierro de Abilio y Ramiro Hernández; y Cantito indultado en julio de 2008 en Chateaurenard (Francia).
Desde que Don Abilio y su familia se decantaron por este encaste han pasado por muchos reveses pero con el trabajo de una familia unida no es difícil salir de situaciones adversas y volver a poner el nombre de Los Bayones en las ferias de renombre. Y camino van de conseguirlo…
5 comentarios:
Vicente, en Valencia un TORO de Abilio fue el mejor de la temporada pasada para mi gusto.
Un toro precioso, con un trapío de lujo y con una bravura excelente.
Iván, ese fue un gran toro, sí. LLamado "Magnífico" y herrado con el nº5, se me ha pasado ponerlo en la lista... Gracias por recordarlo.
P.D.- Al gracioso anónimo que vuelve a las andadas: ¿usted si se merece el Don o Doña?
Gracias por este magnífico artículo amigo Vicente...¡Ojalá se recupere esta ganadería de un encaste que como otros está en peligro de extinción!
Pgmacias
Yo creo que el que vendió el hierro de su padre a Gabriel Hernández fué Pepe Rufino, el de Peñajara.
Saludos.
Desde luego Oselito, el nombre es el mismo, y creo que así fue. En aquellos años su situación económica no era la de ahora cuando compró Peñajara.
Gracias por la visita, y la puntualización.
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