Esos toros que se arrancaban con una alegría inmensa al caballo, que daba gusto ver galopar a sus encuentros con el picador. Esos que para la muleta se ponían ásperos y difíciles si no se les entendía. Esos toros encastados, bonitos de cara y de hechuras perfectas.
Ayer cuando vi por televisión la corrida de Valdemorillo me dieron ganas de cambiar de canal en varias ocasiones. La voz se la quito para no oír alguna que otra insensatez. Ver al segundo toro salir huyendo a tablas en varias ocasiones, al tercero salir despavorido del primer puyazo, al cuarto sin fuelle, al quinto mansón y dócil, y para rematar un sexto toro – de nombre ¡Estrella! – muy paradote. Por no hablar de la limpieza de caritas, en alguno algo descarada.
Espero que en la corrida de Valencia salgan verdaderos pedrajas, en esos toros confía mucho Alfonso Guardiola, porque como se parezcan a estos...
2 comentarios:
yo no pude aguantarlo. ¡qué pena!
caritas limpias limpias
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