lunes, 18 de febrero de 2008

LUTO EN EL CAMPO CHARRO

Ya nada será igual en “La Moral de Castro” sin la presencia del bueno de Antonio Peláez Lamamié de Clairac. El pasado viernes falleció después de una larga enfermedad uno de los pocos “ganaderos románticos” que nos quedaban en Salamanca.
Hace años que estaba al frente del histórico hierro que fundara su bisabuelo Eloy Lamamié de Clairac en el siglo XIX con el que se inauguró La Glorieta el 12 de Septiembre de 1892.
Su tío Leopoldo, titular desde 1925 de una de las parte en las que se había dividido la vacada de Luis Gamero Cívico, antes de don Fernando Parladé, y su tía Aurora, heredera del original hierro familiar de la C, mantuvieron el ganado conjuntamente y a mediados de los 70 empezó a dirigirlas Antonio. Con él al frente vuelven a saltar toros importantes como Chirrino, en Ávila; la corrida lidiada en 1989 en Madrid en la que destacaron Cirujano, Buenastardes I y Buenastardes III; o en el mismo año en Bilbao sobresalieron Fogonero, Cirujano y Buenastardes II. En la década de los 90 brillan Buenastardes –vuelta al ruedo en Ávila-, Fogonero –más bravo en La Coruña en 1991-, y varios toros en corridas en Murcia, Tudela, Palencia y Palma. Pero en 1992 se venden los derechos del hierro de Leopoldo Lamamié de Clairac a Domingo Hernández- ¡cuántos hierros históricos han pasado por las manos de este hombre!-, traspasando entonces todas las reses a la ganadería de la C. Desde entonces Antonio se decanta por las novilladas y la reducción paulatina de la vacada. En estos años destacan las novilladas lidiadas en Barcelona y Arnedo en 1996 y una buena corrida en Vitoria en 2001. Pero Antonio también se cansó de luchar contra “el sistema” y cada vez tenía menos ganado. En 1997 le vendió a Paloma Sánchez- Rico las reses con las que esta formó su vacada. En la actualidad en La Moral quedan pocas vacas, pero seguro que las que pastan en esas praderas echarán mucho de menos a su dueño, ese charro con apellido francés que se ganó el cariño de muchos y que siempre estará presente en la memoria de los que le conocieron.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Se me va a hacer raro no ver aparecer esos tirantes por La Fuente de San Esteban

David Valderrama Gutiérrez dijo...

Con la falta que hace gente como él. Su particular vida, sus gustos, su paquete de Ducados, en mangas de camisa en pleno invierno...Todo un personaje Importante para el mundo de los Toros, uno de los últimos Románticos!Una Pena!

Anónimo dijo...

Descanse en paz ese pedazo de GANADERO que la afición echaremos de menos.
Pgmacias

Anónimo dijo...

Lo he sentido especialmente porque siempre me atendieron fenomenalmente cuando fui a ver los toros. A veces pensaba qué haría yo si me regalasen esa ganadería para intentar reflotarla (¿quizás refrescar con sangre de Samuel Flores?).
Respecto a los hierros del Sr. Hernández, es posible que su problema sea no saber qué hacer con el dinero ¿no?. Saludos desde Tarragona.

Anónimo dijo...

Qué grande don Antonio.... Recuerdo que Navalón comenzó a llamarlo Antonio "Bifiter" y él lo llevaba a gala. Don Antonio Peláez tenía un caballo que se llamaba así: "Beefeater". La última vez que lo vi fue en el hospital, cuando ya estaba malito.... Pero jamás, jamás, perdió su sonrisa. Descanse en paz este ganadero tan peculiar y romántico...

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