Hace casi veinte años que murió el viejo Dionisio Rodríguez y hace casi cinco que sus hijos, Paco, Andrés, Dionisio y Maria Rita se cansaron y apenas tienen las vacas justas para no perder los derechos del hierro. Ya no lidian. Ya no hay toros en Hernandinos.
Pero nunca está de más acordarse de las personas que lucharon por el toro bravo y difundieron el nombre de Salamanca por todas partes, porque algún toro para recordar de Dionisio Rodríguez se ha lidiado en cada plaza importante. La lista sería muy larga, demasiado, y sólo voy a hacer mención a los más destacados. Pero antes hay que hablar de los comienzos ganaderos de nuestro protagonista porque en esta ganadería hay dos etapas bien diferenciadas.
Todo comenzó en 1930 cuando Dionisio Rodríguez García forma una vacada con reses de diversos orígenes, la mayoría de las cuales eran de su pariente Lorenzo Rodríguez, de Espioja, dueño de una de las partes en las que se había dividido la ganadería de los Gamero Cívico –Parladé-. Años más tarde, en 1946, Don Dionisio pidió ingresar en la Unión. Había de lidiar, con éxito, seis novilladas en plazas de relevancia. Y así fue. Las novilladas fueron lidiadas en Madrid, Barcelona – Monumental y Arenas-, Valencia, Palma y Alicante con notable éxito. Pero de entre las seis la más importante fue la última, celebrada el 13 de agosto de 1950 en Madrid y en la que entre todos los novillos tomaron un total de 24 varas y derribaron cinco veces. ¡Lo mismo que ahora!
Hasta esa fecha Don Dionisio triunfaba con sus reses parladeñas pero por indicación de Alberto Vera – Areva - , autor del Historial de las Ganadería Bravas y otros libros interesantes, se hizo con 35 vacas, una camada de erales y el semental Guareño de Doña Maria Doroles de Juana Cervantes, puro Santa Coloma.
Del antiguo origen se pueden recordar muchos toros y novillos que propiciaron el éxito del ganadero y de los espadas, tales como: Chaquetero, premiado en 1951 con la vuelta al ruedo en Colmenar Viejo; Chivarro, Zorrito, Chalequero, Bailador y Chorlito hicieron que el mayoral y la terna salieran a hombros en 1954 en Murcia; Pastelero, que recibió los máximos honores después de que Antonio Bienvenida diera una lección magistral de toreo en Madridejos; Azafranero, al que se le dio la vuelta al ruedo en Marsella en 1957; Goloso; Chisquero; Gaviota; Cucaracho… entre otros muchos.
Pero es que los éxitos son mucho mayores cuando comienza a lidiarse los que había comprado de Santa Coloma, esa casta que tanta gloria le ha dado al campo bravo y que vive sus peores momentos. Esos toros, terciados, de pelos negros, entrepelados y cárdenos propiciaron el triunfo de la divisa encarnada y amarilla de Hernandinos en las principales plazas. De entre todos los toros que habría que destacar se encuentran: Civilero, ganador del Toro de Oro en Salamanca en el año 73; Tabacoso, bravo ejemplar lidiado en 1984 en Las Ventas; Guantero, toro al que Julio Robles cuajó una gran faena en Madrid en el año 88; Garcito, recibió la vuelta el ruedo en Talavera; Chaparro, lidiado en Salamanca en 1991 y premiado con el Toro de Oro; Guantoso, corrido en Bilbao en el 92; y Ciervito también lidiado en 1992 en Salamanca y ganador de varios trofeos al más bravo de la feria.
Pero hace tiempo que el nombre de Dionisio Rodríguez ha desaparecido de los carteles, igual que toda divisa de la misma sangre. Y que no le echen la culpa al peso ni a que la afición pide el toro-mastodonte, los que menos quieren esos toros son los toreros. Sudan mucho delante de un santacoloma de 480 kilos y dos pitones normales que ante un carretón cornalón de 600. Pero lo que hagan delante del mastodonte tiene muchísimo menos valor de lo que hagan ante el encastado torito. Entre otras muchas cosas, ese paulatino aislamiento de la sangre santacoloma hizo que los hermanos Rodríguez, ya mayores, decidieran no luchar más. Una pena.
P.D- Se recomienda leer el artículo que el gran Alfonso Navalón le dedicó a esta familia ganadera en su libro “Viaje a los Toros del Sol”. Una delicia.
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