
El sábado puede disfrutar en Campocerrado como hace tiempo que no lo hacía, y no sólo por el tentadero del que me perdí algunos detalles porque estuve liado con las puertas y sacando las becerras que se iban tentando. La tercera no la vi en el caballo y en la muleta se quedo muy noblona, demasiado. Se me ofreció salir pero decliné la oferta. Pero la primera, que no me gustaba mucho en los corrales porque se arrancaba a la mínima, ha sido una vaca muy exigent

e, encastada y quedándose muy corta en la muleta, muy difícil de torear. Ha sido la segunda la que ha sido una gran vaca, la pena es que se quedase tocada en uno de los encuentros con el caballo y se resintiera durante la muleta. Esa falta de fuerza no impidió que viésemos en las primeras tandas un buen tranco, una codicia y una trasmisión digna de aplauso. Empujó con gran fijeza y entrega al caballo en los puyazos que le recetaron. Una “arrancita” merecedora de ser madre.

Pero mayor fue, si cabe, mi satisfacción al ver de cerca los novillos que hay preparados para este año. Preciosos, bien hechos, sin exageraciones, pero con cara y muy, muy, en tipo de lo que es este encaste, mi verdadero encaste, porque desde que murió el maestro, Alfonso Navalón, este tesoro de la cabaña brava sí que está en peligro de extinción. Por eso desde aquí, aunque ya lo sabe, le doy las gracias a ese señor GANADERO llamado Fernando Madrazo Arranz por luchar por el mismo toro que sus antepasados, por esos “arranes” que dieron tantas tarde de gloria a la Fiesta.
P.D.- Ya os enseñaré las fotos de los novillos.