“Estoy seguro de que ninguno de estos toros te hubiese gustado, y no por la abundancia de pitones, que hubieses querido para los tuyos; y los toreros todavía menos. Triste tarde, querido Antonio, en la que me entero, gracias a la información de Gonzalo Santonja y de Juan José García, que hace dos meses te cortaron la coleta definitivamente y dijiste adiós a todo esto. Es terrible, mas gente como tú apenas tenía hueco en el tinglado taurino de estos tiempos. Gente como tú, aunque en algunas cosas estuviéramos en desacuerdo, había perdido ya el fácil rumbo de esta pequeña historia descabellada.”…
…“Los toros, ni bien ni mal, pero, como se dice en la jerga, manejables: espléndida presencia, casta noble y tonta, pero sin ningún destello. Y así iba discurriendo la tarde mientras yo recordaba tu grandeza de señor de campo, marginado, solo y, quizá, un poco triste. Tu tristeza emanaba no de un pesimismo de la vida, sino del pesimismo en la cuestión del toro.
Cierto que en esto del toro tu legendaria divisa había perdido todas las batallas. Yo mismo escribí una tarde sobre tus toros: «cornicorto, manso y peligroso y pitado en el arrastre». No era un primer paso para iniciar una amistad. Pero lo fue. Viniste un día a un hotel en una feria con esa crónica y me dijiste: «un poco duro pero cierto». Y a partir de entonces yo entendí que puede haber juicios objetivos aunque injustos y ganaderos heridos aunque magnánimos.
Recuerdo todo esto cuando ya la corrida está finalizado y no ha pasado nada: ni bueno ni malo. Triste tarde para ver toros magníficamente encornados y huérfanos de casta y de bravura. No te cuento, querido Toño, cómo ha sido la lidia en general: una peste. Bajo las encinas de La Moral de Castro vagarán fantasmas de toros bravos y, de madrugada, llamará a tu puerta la Guardia Civil para saber si estás bien y, de paso, puede tomarse un carajillo.” …
Estos párrafos es una pequeña parte de la Carta a Toño Lamamié de Clairac que Javier Villán publicó en El Mundo el pasado 21 de mayo, un artículo plagado de sentimientos, de verdades, de la realidad de la Fiesta que me llamó poderosamente la atención porque siempre admiré a Antonio Peláez L. de Clairac como aficionado y como persona, y siempre aplaudí su señorío ganadero ante la presión de los taurinos.
2 comentarios:
Joer...que grande Antonio Peláez...eh...!y que bonito recuerdo, por parte de Javier Villán!
Fenomenal texto de Villán. No conocí al ganadero pero sí al mayoral, excelente persona, que me decía "al dueño le gustan los toros con casta y, hoy en día, eso no vende". No quisiera ser pesimista pero el futuro de Clairac me parece bastante negro. Saludos de Tarragona.
Publicar un comentario