Parece ser que los “samueles” se encuentran en proceso de recuperación, pero yo no he visto ningún síntoma que indique esa mejoría. Mucha mansedumbre, mucha falta de casta y escasez de fuerzas que ha llevado a devolver los dos primeros toros, curiosamente los dos negros del encierro y herrados con el hierro de su madre.
Los imponentes pitones que presentaban escondían su tamaño terciado. Esta tarde cuando estabamos viendo el festejo me han dicho: ¡Parecen renacuajos, sólo tienen cabeza! En El Palomar también se crían, seguro, los mejores venados de España, y viendo lo de hoy mucho me temo que el éxito de Samuel Flores con los toros no es el mismo que con la caza. Mejor me quedo con las cuernas de sus ciervos que con los cuernos de unos toros tan faltos de todo que servirían muy bien para las carretas de bueyes.
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