LA FIEBRE DEL INDULTO

Muchas veces oí a mi maestro que el indulto, en el fondo, no deja de ser un fracaso ganadero porque el criador no ha sido capaz de ver a un futuro semental en el campo, en su terreno. Pero además si el ganadero es andaluz , que son a los que más se le indultan reses, y la mayoría tientan la camada de machos a campo abierto, me hago una pregunta: ¿ sirve para algo esa prueba?. Se supone que ves al eral en lo más esencial, el caballo, y si lo has desechado para la prueba definitiva de la plaza de tientas, y llega a toro y te lo indultan, ¿ después lo echas a las vacas?.
En marzo publiqué en el Chofre de mi amigo Tony un artículo pronosticando que se batiría el record de indultos esta temporada. Pues bien ya llevamos casi una treintena de animales a los que se le ha perdonado la vida, algunos en festivales (luego se supone que defectuosos) y hasta hubo un indulto en Portugal en un festejo de rejones. Fernando Domecq con cuatro toros indultados, dos en la misma tarde, se lleva la palma. ¿ A quién venderá estos futuros sementales a precio de oro?. Porque con lo listo que es, no creo que los cuatro padreen en Moheda de Zalduendo.
Algunos de los indultados se mueren, sobre todo los más bravos en el caballo, y los que menos empujan son los que suelen salvarse. Seguro que alguno se merece padrear. No estoy en contra del indulto ni mucho menos, pero éste sólo se debe conceder a animales excepcionales en todos los tercio, toros mucho mejor que buenos.
La bravura ligada a la nobleza no es lo mismo que la docilidad y es esta última y no la primera ( que sería lo ideal), la que más se valora para sacar el, cada vez más habitual en las plazas, pañuelo naranja. Un éxito para el torero y el ganadero, pero también un fracaso para el criador.