En 1929 don Ángel Rodríguez García, hermano de Lorenzo Rodriguez de «Espioja» y primo de Dionisio Rodríguez, funda su ganadería con ganando procedente de los Martínez cuando estos dividieron su vacada. En 1943 pasa la titularidad a sus hijos, don Lorenzo y don Emilio Rodríguez Pacheco que debutaron en Las Ventas con una novillada el 22 de julio de 1945.
Los hermanos poco satisfechos con el ganado heredado añaden a su vacada en 1950 treinta y cinco vacas con los hierros de Joaquín Buendía y de Felipe Bartolomé junto a un semental de nombre Cirujano, marcado con el hierro del segundo.
En los años cincuenta y sesenta esta divisa alcanzó gran fama gracias a las buenas novilladas lidiadas en plazas como Madrid y Pamplona. Como el 11 de julio de 1956 en el coso pamplonica de la Misericordia cuando se lidiaron ocho utreros de este hierro a los que se le cortaron siete apéndices, o la tarde del 12 de septiembre de 1961 en Las Ventas donde salta una encastada novillada en la que el segundo y sexto novillos fueron fuertemente ovacionados en el arrastre.
En otras plazas como Zaragoza, Burgos, Valencia, Almería o Salamanca se lidiaron durante esos años corridas de este hierro y los astados de la familia Rodríguez Pacheco derrochaban casta por todos los ruedos. Animales como Rabanito, al que se le dieron dos vueltas al ruedo en Cartagena; Cumplido; Camarero; Huerfanito; Risueño; Cañonero; o Almaviva son algunos de los toros de nota de esta divisa.
Pero un toro del que se guarda un especial recuerdo en esa casa es Sortijero lidiado en Santa Cruz de Tenerife por César Girón en 1958 al que le cortó las dos orejas y el rabo. Y es que en esta casa ganadera fue donde los hermanos Girón se hicieron toreros, y tal fue el grado de amistad entre ambas familia que César fue el padrino de una de las hijas de Emilio Rodríguez Pacheco.
La ganadería pastaba en las fincas salmantinas de «La Celestina», sita en Buenamadre, «Las Encinitas», de Sancti-Spiritus, y «El Rual», perteneciente a Espeja. Los hermanos Rodríguez Pacheco mantuvieron la vacada hasta 1975, año en la que la vendieron a Enrique García de la Serna cansados ya de imposiciones de apoderados, toreros y empresarios y de los cambios del mercado hacia el toro grande y cornalón.
Nota: Dedicado a mis amigos Manolos -padre e hijo-.
