martes, 19 de junio de 2007

BARCELONA TAURINA

Todos los informativos se hicieron eco de lo que para muchos ha sido el acontecimiento taurino más importante de los últimos 40 años - un poco exagerado-. En casi todos se trataba el regreso de José Tomás como la vuelta de un mito. No estuve allí, por tanto no voy a opinar sobre la actuación del del Galapagar, para eso ya tengo a mi amigo Isra, tomasista declarado y sincero como nadie. Cuando vea al diestro en alguna corrida entonces veré si ha vuelto el que emocionaba o el imitador de Manolete.
Lo único que me mosquea de esa tarde no es el espectáculo en sí, sino las consecuencias que traerá. Parece que el fuego se había apagado, pero los políticos se empeñan en jodernos. ¿Es que no tienen cosas más importantes que hacer?

8 comentarios:

Civilón dijo...

Demasiado triunfalista y mediatica por ahora, cuando lo veamos en las Ventas y con toros de verdad, luego hablaremos.

Anónimo dijo...

Buf, José Tomás, demasiado corazón, demasiado corazón(Billy de Ville), aunque no sé si se escribe así el nombre del dandy de la música nuevaorleanslera con más arte que la mar.
Manoleta

V. Sánchez López dijo...

Ya veremos, ya veremos...

Anónimo dijo...

Tengo muchas ganas de verlo por fin en directo y hacerme mi propia opinión.

javier dijo...

Eso me pasa a mí

Anónimo dijo...

Me llama mucho la atención la cantidad de tíos que a la hora de escoger un seudónimo eligen el nombre de tun toro célebre. Lo que podría dar lugar a -muuu- coger las chichas como yo el rábano por las hojas, y sacarle punta

Al grano, Civilón descalifica lo que ocurrió en Barcelona, sin estar presente, y en una muestra de egocentrismo absoluto dice que hasta que no le veamos en Madrid (como si no lo hubiéramos visto ya) nasti di plasti. Yo estuve allí, tengo opinión in situ y, podeis creerme que fue algo sobrenatural, por mucho que este aficionado lo ponga en duda.

Dice que cuando ocurra en Madrid y con toros de verdad, como si los toros lidiados en Barcelona fueran de cartón, o mecanos a los que se les habóa dado cuerda para que embistieran. Civilón, por oídas, puede considerarlos grandes o chicos, afeitados, inválidos, drogados o como a él le dé la gana, lo que no puede es considerarlos de mentiran. Fueron seis toros de verdad, terciados, el quinto sobre todo, y con mucho que torear pues lo dos matadores que se arrimaron fueron cogido. Finiquito de Córdoba tiró las tres cartas. Pero los toros eran de verdad, lo juro.
Manoleta

Anónimo dijo...

Al hilo del comentario de Manoleta, precísamente por eso, por no estar allí este cura no ha osado opinar.

Anónimo dijo...

Lo cual, querido deálvaro, es un síntoma de inteligencia y de prudencia.

Manoleta