lunes, 5 de noviembre de 2007

CAMPO CHARRO

Ayer estuve de caza en Buenabarba, una magnífica finca bañada por el ría Huebra, situada en pleno Campo Charro. Cuando estaba enfrente de su magnífica casa, sentí un escalofrío intenso al oír de cerca los toros, tan cerca que estaban a cincuenta metros. Los astados de Torrenueva pastan desde hace algo más de un año en la mitad de esta hermosa finca salmantina que linda con la casa madre de casi todas las sagas ganaderas de Salamanca: Agustinez.
Y cuando regresé a mí casa y los pitidos de los toros me seguían retumbando en mis oídos decidí que durante este invierno dedicaré alguno de mis ratos libres a recordar a las grandes dehesas salmantinas porque nombres con Agustinez, Buenabarba, Continos Terrubias, San Fernando, Matilla, Campocerrado, Carreros, Terrones, Coquilla, Sepúlveda y otras muchas no sólo son pasado glorioso del Campo Charro sino que son también presente y futuro.

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