viernes, 2 de mayo de 2008

DEL CAMPO A LA PLAZA




El embarque de una corrida es el prólogo del último capítulo de la vida de un toro. Su salida de la finca con destino a la plaza es más que el adiós a un animal. Es una despedida a cuatro años de trabajo, de crianza, de confianza, de ilusiones… Pero, ¿qué puede ocurrir, y ocurre, en el trayecto que va desde el embarcadero hasta los corrales de la plaza? Muchos empresarios son dueños de dehesas magníficamente acondicionadas para esos trabajos poco limpios a los que someten al toro bravo. Y es allí y no en la plaza donde muchas de las ilusiones que tienes puestas en un animal se van al traste. ¿Y quién es el responsable, si los toros salen de la finca intactos? ¿Quién pagará las multas en Madrid cuando se analice algún astado y dé positivo por algún tipo de medicamento? ¿Veremos algunos efectos secundarios durante la lidia de un toro que haya sido anestesiado dos veces debido al tema de las fundas en sus pitones? ¿Cuándo se impondrá alguna sanción ejemplar a los empresarios que lidien en su plaza toros afeitados, y de los que se supone que son dueños una vez saltan al ruedo? ¿Por qué no hay más biometrías de pitones en todas las ferias y en cada corrida?




El toro bravo que crías durante más de cuatro años, todo el trabajo y esfuerzo que supone una ganadería, todas las ilusiones… todo puede ser arruinado en muy poco tiempo, lo que dura descargar un toro en una finca para pasarlo por el mueco. Y de todo lo que rodea al toro lo que más asco me da es la mano del hombre que comete esas barbaridades, y la impunidad de los que atentan contra la integridad del toro. Porque cuando el toro deja de ser el protagonista principal se acaba la Fiesta, al menos en la que yo creo, la que me emociona, la que me apasiona, la que me interesa, por la que lucho, por la que discuto, por la que no renuncio, por la muchos brindamos y a la que no pocos descuartizan.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

cronica puntera.
eso es.

luis

pedro dijo...

Si señor!