lunes, 30 de junio de 2008

SE MUERE...

Si en los últimos años iba a bastantes festejos, en los últimos días he decidido acortar, y mucho, mi agenda taurina. Nada de pisar Madrid si no es para ver las corridas de tres o cuatro hierros, nada de ir a los pueblos de alrededor para ver cómo los peones mendigan las orejas cómo si los trofeos en una portátil fuesen a solucionar la carrera de su matador, nada de volver a Sevilla más que para ver “los grises”, mi abono en Salamanca este año quedará libre. No quiero cabrearme más, y el problema es que encima me enfurezco conmigo mismo por haber ido a una corrida en la que sabía que me iba a sentir incomodo. Para divertirme tengo los tentaderos, el acoso y derribo, las capeas, pero a la plaza de toros voy a EMOCIONARME, a sentir que lo que está pasando en el ruedo no es cualquier cosa, que aquello no es una milonga. Por eso me desespero en Madrid, porque veo que se ha convertido en lo que parecía imposible, porque los del clavel han ganado la batalla, porque el TORO de Madrid ya es menos toro. Y no lo digo por tamaño, sino por lo que tienen dentro. Que si el pienso, que si las fundas, que si las pezuñas, y ya se inventarán algo para excusarse si surgen nuevas cuestiones. ¿Y los análisis post-mortem de todas las corridas? ¿Se analizan los pitones, aleatoriamente, de los toros que se lidian? A los aficionados nunca nos aclaran estos asuntos, ¿por qué? ¿Hay algo que esconder? Por ejemplo, van a pasar tres años desde que el propietario de la divisa de Montalvo, Juan Ignacio Pérez-Tabernero, dijo que analizaría las vísceras de sus toros por si alguien le había echado algo en los corrales de La Glorieta. Esa tarde se devolvieron varios astados que salían literalmente borrachos de chiqueros. No se tenían en pie, les salía una espumilla blanca por la boca, y tenían constantes diarreas. Un comportamiento por lo menos extraño que nadie ha explicado aún. En la temporada siguiente fue el turno de la corrida de Pedro Gutiérrez Moya que enseguida echó la culpa a una “mano negra”. Dijo que iba a investigar hasta el final, y en esas estamos todavía. Supongo que en Madrid cualquier aficionado no puede pedir que le hagan un análisis a un toro, pero estaría bien que se dieran a conocer los exámenes de unas canales que pasan al consumo humano. A mi algo me huele mal, muy mal. Y creo que es ha podrido.
Para colmo el ganadero que siempre defiende la integridad y el espectáculo presenta corridas sospechosas y de trapío indecoroso por querer lidiar todo macho que nazca en corrida de toros y no desechar erales o novillos. Victorino me has dado el “golpe moral” que me faltaba para desistir de esto. En Algeciras y en Segovia se han vivido dos episodios muy tristes, dos tardes demasiado desoladoras.
Además los taurinos no dejan de inventar cosas para que en las plazas cada año haya menos aficionados, más publico puede, pero gente que proteste muchas de las cosas que algunos aplauden y que no hacen ningún bien a La Fiesta no abunda en los cosos taurinos últimamente. Nos están echando, es lo que le interesa y saben como hacerlo. Aplaudir los desarmes, los enganchones y los medios pases está a la orden del día pero, ¿qué ha sido de traer el toro toreado desde largo?, ¿qué pasa con eso de echarle la muleta adelante?, ¿qué pasa con los tercios de quites? Algunos me tachan de pesimista, derrotista y mal aficionado pero para ver algo que me haga EMOCIONAR de verdad tengo que ver más de treinta o cuarenta charlotadas. Otros cómo sólo van a la plaza un día y con la intención de divertirse y predispuestos a sacar en volandas a Menganito o Fulanito pues están encantados de la vida y nos llaman amargados. La Fiesta en la que creo, el TORO que me apasiona, que me emociona, que me fascina dista mucho del pobre animal que sale a la arena en la mayoría de las plazas y casi todas las tardes. Esos toritos me dan más pena que otra cosa, y si en los toros se pierde el riesgo, la emoción, se pierde la esencia de la Fiesta. Pero bueno, ya doy por perdida esta batalla, y puede que también se haya perdido la guerra, así que nada que siga el circo, que La Fiesta poco a poco se muere mientras los que viven de ella siguen sangrándola y disfrutando.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

me gustaría poder rebatirte tus argumentos, pero por desgracia para la Fiesta, esa que nos gusta, la que nos emociona tienes toda la razón del mund...tus argumentos son serios y contundentes y por eso los comparto y en absoluto los veo como pesimistas sino sencillamente REALES COMO LA VIDA MISMA...algunos ganaderos que teníamos como referentes de esa Fiesta de PRESENTACIÓN Y CASTA DE SUS TOROS ya no solo no nos dan argumentos sino que nos los machacan...estoy en la misma dinámica tuya...ya casi no me quedan ganas ni de escribir y de lo que se escribe solo leo lo imprescindible que es entre otras cosas las que escribes con VERDAD tú Vicente...lo están consiguiendo...un fuerte abrazo
Pgmacias

David Valderrama Gutiérrez dijo...

Vicente, coño! ese animo no puede estar por el suelo. Llevas más razón que un Santo, esto, cada día está peor...pero no se puede tirar la toalla.

Siempre va a salir un novillete, o un toro, que se arranque tres, cuatro veces al caballo, o un par de banderillas como Dios manda, o un quite...que va a hacer que merezca la pena el ver tantas pseudo corridas!

Un abrazo, y a tirar pa`alante!

Anónimo dijo...

Piensa que si todos los que queremos mantener la fiesta lo mas íntegra posible tiramos la toalla,no va a haber nadie que ponga de manifiesto el fraude.Para gozo de los que desnaturalizan el espectáculo.Animo y a seguir defendiendo sobre todo al toro.